lunes, 19 de noviembre de 2012

Nerea + Miguel

Nerea y Miguel, son una de esas parejas, con las que apenas 5 minutos después de conocerles, te irías toda la noche con ellos de cañas, con los ojos cerrados. Y eso SIEMPRE es un buen pronóstico para una boda.
La música sería el tema principal, pues ellos dos, unos apasionados de la música indie, querían que su boda fuera una auténtica fiesta. Y así me lo dejaron bien claro cuando recibí su fantástica invitación, realizada por su amigo Fernando Gonzalez-Riancho de TRES.
El día se acercaba y la lluvia acechaba, pero es lo que tiene el norte, nuestro verde no se mantiene solo señores¡¡
El sábado llego y Castro Urdiales amaneció gris, pero parecía que la lluvia nos daba una tregua.
Creo que he conocido pocas novias tan emocionadas ( y nerviosas) como Nerea. Mientras la peluquera no dejaba de reñirla ( se estropeo las uñas, creo que unas 3 veces porque no podía parar quieta) me contó su historia, con las lágrimas a punto de salírsele de los ojos:

"Todo empezó en el Ebrovisión, un festival de música. Miguel se acercó a mi grupo de amigas, con la excusa de que sus amigos estaban escuchando a Julio Iglesias y que nosotras teníamos buena música. Pensé que era el típico pesado que se inventaba cualquier cosa para acercarse...luego con el tiempo, sus amigos me confirmaron que era verdad...
Pero ahí quedo la cosa, un tiempo después me fui a Londres con un amigo y derrepente en Portobello Road, me lo cruce, con unas rayban wayfarer y una camiseta de The Libertines, me acuerdo como si fuera hoy...no se porque me puse supernerviosa y empecé a decirle a mi amigo, es el chico del Ebrovisión, es el chico del Ebrovisión. Ni siquiera hablamos, ni me vio, pero el destino quiso que los dos estuviéramos allí en la misma calle, al mismo tiempo.

Unas semanas después lo vi en La Fever, (la mítica discoteca de Bilbao) en un concierto, y ahí si que me lancé, fui a hablar con el, le dije que le había visto en Londres en Portobello con una camiseta de los Libertines...creo que al principio le dio un poco de miedo. En plan quién es esta loca y porque sabe de mi existencia...jajajaja.

Al final nos acabamos riendo, y charlando hasta las mil, nos dimos los teléfonos.....y hasta hoy"

Durante toda la mañana a Nerea se le saltaban las lágrimas sin parar:  cuando llegaron sus tíos y sus primos, cuando acabaron de ponerle el vestido...En serio no os podéis imaginar lo adorable que resultaba verla tan emocionada, además sus preciosos ojos azules adquirían un tono grisáceo, que solo las que tenemos ojos azules e incontinencia de llanto sabemos apreciar ;)

El vestido era una delicia que Carmen Soto de THE BRIDE, había diseñado junto con ella. Un precioso vestido de seda natural, tul de seda y muselina con detalles de encaje en el cuello y en la falda y ceñido en la cintura con un bonito cinturón bordado. La espalda tenía un doble cierra con abotonadura. Y las mangas de gasa transparente le daban a la ya de por si angelical Nerea un toque vintage espectacular.
La peineta de plata vieja que coronaba el velo también era de THE BRIDE.
Y el precioso solitario un regalo de sus padres.
Y tras un pequeño percance de última hora con los zapatos ( si chicas, estas cosas pasan) se decidió por unos de CUPLÉ forrados en rosa.
El ramo era un pequeño bouquet de brezo blanco y malva, lavanda y paniculata.

La iglesia de Santa María de Castro Urdiales una espectacular construcción gótica que data de principios del S.XIII fue el lugar escogido.
A la salida la lluvia hizo su aparición estelar, lo que no impidió que los novios tuviera un precioso paseillo entre paraguas, pétalos de rosas y pistolas de burbujas.
He de decir que era la primera boda a la que asistía que la lluvia hacía su aparición en este momento, pero el resultado NO ME PUEDE GUSTAR MAS.

Apenas tuvimos mucho tiempo para las fotos, el día desapacible y la lluvia que no cesaba no nos dio mucha tregua, así que tuvimos que emprender rumbo a Bilbao. El lugar escogido, la Alhondiga de Bilbao un edificio de Ricardo Bastida y recientemente rehabilitado por Philippe Starck, que acoge en su interior el Restaurante Yandiola, un enclave muy urbano y con una decoración espectacular, con un menú exquisito que a todos nos dejo con un exquisito sabor de boca.  Aún salivo cuando pienso en   ese rissotto de boletus y trufa con láminas de bacalao.

Los nombres de las mesas eran como no podía ser de otra manera, canciones, desde London Calling, a Your're so great pasando por Girls Just wanna have fun y durante la comida no dejamos de llenarnos de calcamonías que Isabel de Olano, amiga de los novios, había realizado inspirándose en la temática musical.

Entre plato y plato los invitados podían salir a hacerse fotos polaroids con una cámara que habían colocado delante de un pequeño photocall lleno de marquitos de imán que los invitados podían llevarse a casa como recuerdo.

A modo de ramo, Nerea y Miguel decidieron repartir a ritmo de música unos pequeños detalles a algunos de sus amigos casaderos, unas divertidas figuritas de Lego que trataban de imitar a cada uno de estos.

Si hay algo que puedo decir sin miedo a equivocarme es que es la boda en la que he estado que mejor banda sonora ha tenido. Cuando el baile nunpcial empieza a ritmo de Chuk Berry con C'est la Vie, y ellos en plan Mia Wallace & Vincente Vega, significa que el listón esta muy alto. Y efectivamente no bajo ni durante un segundo. Los encargados de la música en el Yandiola fueron  GOSOUND(  627.511.110)  amigos de Miguel, y dj's de bodas "diferentes" que no dejaron de pinchar temazo tras temazo, Blur, Los Ramones, Nirvana, La casa azul...
Los detalles para los invitados como no, de Martina de Zuricalday la mejor pastelería de Bilbao, de la que somos totalmente FANS, exquisitos macarons y financiers en una preciosidad de cajita de recuerdo.

En el Yandiola la juerga se acababa temprano, pero de ahi nos ibamos directos al Frentealagua, un espectacular chiringuito frente a la Ría de Bilbao, en el que nada mas llegar nos recibía el grupo FUNK SINATRA (también conocidos como Fake Band)...versionando una selección de temazos buenísima. Juro que solo dejé la cámara para bailar "Should i stay or should i go" mi canción favorita de los Clash.

Aquí Miguel estaba en su salsa, llevaba todo el día diciendome que el no sabía como ponerse para las fotos, pero por fin encontraba su momento, y esto fue a los mandos del micro, derrepente Miguel subió al escenario y llamo a Nerea, se suponía que iban a cantarle una canción a un amigo que era su cumpleaños, pero derrepente Miguel se arranco con You are so great de Blur la canción favorita de Nerea y que había dado nombre a su mesa nupcial, tema que llevaba unos días ensayando con el grupo.
La cara de Nerea imaginaros, entre la verguenza, los nervios, la sorpresa, no podía parar de reirse...fue un momento increible, de esos que tienes que parar para enjuagarte la lágrima porque la gente va a pensar que eres nueva....jajajaja¡¡

Y las sorpresas no se terminaban aquí, los novios habían preparado un photocall ( realizado también por Isabel de Olano) que era la réplica de una pared de Portobello Road con un stencial de los novios imitando a el conocido artista Bansky, el atrezzo como no...musical, caretas de Amy Winehouse, David Bowie, Bob Marley, Marilyn Monroe....nunca me había reido tanto en un photocall.
Todo esto regado con un candy bar de exquisitos donuts, cookies, gominolas, chocolatinas....mmmm.

Pero aún quedaba una, quizás la mas espectacular. Miguel haciendo uso de sus contactos, había conseguido como regalo sorpresa para Nerea que Jesus Ordovás, (conocido periodista musical, personaje emblemático donde los haya por su programa de Radio 3, y figura reconocidísima en el mundo de la música Indie y Rock) estuviera pinchando en la fiesta de su boda.
Imaginaros.... La fiesta no había hecho mas que empezar.

Creo si una pareja acaba el día de tu boda volviendo a casa andando (vestidos de novios y a altas horas de la madrugada) porque el taxi ha rehusado dejarte entrar con un photocall aplastado y pisoteado que te has empeñado en llevarte a casa....significa que tu boda ha sido de DIEZ.

Miguel y Nerea, un millón de gracias por hacerme parte de vuestra historia.



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